El movimiento natural de la vida de un  Cristiano es ir de conquista en conquista. Aquello que hace un año  considerabas un gran reto hoy es algo que realizas con gran facilidad.  Aquel sueño de hace un par de años hoy se queda corto ante la grandeza  de Dios en tu vida. En consecuencia, nuestras fuerzas no son suficientes  para enfrentar los nuevos retos.
El pelear uno a uno con los nuevos retos  es desgastante, agotador y te acaba. Este año descubrí el secreto de la  fuerza, pero primero tuve que morir. Morí a pensar que de mí depende el  éxito de la obra de Dios. Morí a pensar que podía estar en control de  las cosas. Morí a pensar que mis fuerzas eran suficientes para realizar  la obra de Dios.
Descubrí que media hora en la presencia  de Dios vale más que todo el día empujando el día con mis fuerzas.  Descubrí que las batallas se ganan en oración y ayuno, y no con mis  fuerzas o argumentos.
Hubo una parte de este año que enfoqué  tanto en el tamaño de mis retos, que olvidé de que tamaño es mi Dios.  Miré su tamaño y para mi desgracia traté de enfrentarles con mis  fuerzas. Puse en riesgo mi salud y vi cara a cara mi fragilidad. Estuve  tan débil que pensé que el sueño que arde día a día en mi vida no lo  podría vivir. Es angustiante tener sueños y un futuro de esperanza  tatuado en tu espíritu, pero no tener la fuerza para conseguirlos. Es  ahí cuando descubrí el secreto de la fuerza, y te lo voy a compartir.
El secreto de la fuerza es estar en  Jesús. El secreto de la fuerza es no usar nuestras propias fuerzas y  confiar en que Jesús lo hará. Cada reto que venga a nuestras vidas  debemos de enfrentarle con alegría y disfrutar de la oportunidad que  brinda cada día de ser mejor. El secreto de la fuerza está en soltar las  cosas y agarrarnos de la mano de nuestro Dios. El secreto de la fuerza  se obtiene cada día estando en la presencia de Dios, y las batallas se  ganan temprano en la mañana en el tiempo devocional.
Ya no busques más, el secreto de la fuerza está en Jesús.
“pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.” Isaías 40:31
Ya no busques más, el secreto de la fuerza está en Jesús.
“pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.” Isaías 40:31
Que la fuerza de Jesús esté contigo.
-Richy Esparza

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